Evaluación física de la persona con cáncer

Nuevo enfoque del entrenamiento en personas mayores y el rol del entrenador

Como entrenadores/as, cuando estamos desarrollando una sesión o tenemos la posibilidad de atender a distintos clientes potenciales que por ejemplo nos realizan una consulta, no podemos evitar observar qué posibles deficiencias generales suelen estar presentes por diferentes parámetros como la edad, género, composición corporal, etc…

En el caso de la edad, algo que debe preocuparnos fundamentalmente cuando nos referimos al colectivo de la edad avanzada, es la pérdida de autonomía que por supuesto está íntimamente relacionado con el estado de la condición física de cada sujeto.

Debido a la heterogeneidad dentro de las personas de edad avanzada, sería un error evaluarles únicamente por las enfermedades que pudiera tener  asociadas por la razón del avance del “reloj” cronológico, sino que cobra importancia el biológico; es decir, nuestro objetivo como entrenadores es alargar la no dependencia de las personas mayores a la hora de desarrollar actividades de su vida cotidiana. Obviamente, el proceso de envejecimiento activo conlleva envejecer de un modo más saludable y siendo independiente en actividades de la vida diaria. (1). Existe una contrastada evidencia de que el ejercicio físico de manera regular puede contrarrestar los efectos fisiológicos propios del paso de la edad y vida sedentaria, además de aumentar la esperanza de vida. (2)

En este artículo veremos algunas pautas que nos indica la literatura en cuestiones de entrenamiento para este colectivo.

El entrenamiento de capacidades condicionales en personas mayores

Como bien ya sabemos, la fuerza es la capacidad condicional física clave y de la que derivan el resto como la velocidad, resistencia e incluso ADM (amplitud de movimientos); también sabemos que sus manifestaciones en el deporte son pieza fundamental para el éxito en una disciplina deportiva, pues bien, siempre que esté bien prescrito, el entrenamiento de fuerza es altamente necesario en personas mayores. Es bien conocido además, el efecto negativo de la pérdida de masa muscular (sarcopenia), masa ósea (osteopenia) y disminución para ejercer movimientos o desplazamientos de a una alta velocidad (dinapenia).

El entrenamiento de fuerza se ha venido desarrollando a través de la aplicación de cargas externas en grupos musculares concretos. (3) Ahora bien, en la orientación del entrenamiento con este colectivo nos interesa de igual modo que en los deportistas, la capacidad para manifestar fuerza a la máxima velocidad.

Varios estudios han mostrado que técnicas de entrenamiento orientadas a la potencia son más efectivas que el entrenamiento de fuerza tradicional para obtener mejoras en tests de potencia y rendimiento en varias actividades funcionales. (4,5). En este sentido, aparecen nuevas tecnologías como la resistencia neumática que propicia maximizar el componente de velocidad en la última fase de la ejecución, lo que nos permite trabajar el ratio fuerza-velocidad gracias a su innovador sistema de aire comprimido. (6,7)

También, otro aspecto que debemos trabajar con personas edad avanzada, es la capacidad aeróbica. Debido a su carácter antagónico, las adaptaciones son diferentes y generalmente pueden interferir una sobre la otra; sin embargo, la evidencia de las adaptaciones sobre las personas mayores es limitada (8) , aunque cuando el entrenamiento de fuerza se ha realizado después del de resistencia se amplifica la señal de respuesta de biogénesis mitocondrial en comparación con la realización de únicamente el entrenamiento de resistencia. Esto indica que el entrenamiento de fuerza también tiene efectos positivos sobre el de resistencia y que la capacidad de resistencia muscular se ve incrementada cuando el entrenamiento de fuerza es realizado inmediatamente gracias a la regulación de sustratos. (9)

Por otro lado, la pérdida de movilidad con la edad ha sido asociada con el desuso muscular y restricciones en el tejido blando tales como alteraciones del colágeno y está relacionada con el deterioro de capacidades funcionales lo que genera incapacidad para desarrollar con normalidad las actividades diarias. (10) Como en los casos anteriores, se han observado mejoras en el rango de movimiento cuando a los ejercicios de estiramiento se le aplicaron pesos adicionales o cuando se ha combinado entrenamiento de fuerza y movilidad. (11) Entre las razones que explican este hecho, encontramos que aumenta la fuerza tensil de tendones y ligamentos y mejora la contractibilidad de la masa muscular. (11)

Otras capacidades necesarias en la tercera edad

En este otro apartado tratamos de mostrar al entrenador que no solamente con entrenamiento de las capacidades condicionales, cubrimos las necesidades que realmente tiene este colectivo.

Como estrategia para preservar la autonomía, en los ejercicios planteados no solo deben contemplar la mejora de la fuerza, la resistencia o movilidad sino que también deben intentar mejorar aspectos tales como el equilibrio y la coordinación, dado que se reduce el riesgo de caídas, se previenen otras lesiones y en definitiva, mejora el desempeño de las actividades de la vida diaria.

Dado que la autonomía de acción ha sido definida como la capacidad de una persona de edad de avanzada para desarrollar de forma autónoma actividades de la vida diaria (12), no debemos tener miedo a exponer a este colectivo a diversos ambientes en los que su capacidad sensorio-motora sea protagonista. En este sentido, autonomía se trata de un  concepto integral que implica la toma de decisiones y capacidad de reacción, es decir, fomentamos paralelamente la capacidad cognitiva.

Las capacidades condicionales citadas anteriormente pueden ser mejoradas a la vez que se podrían establecer ejercicios que requieran el desarrollo de tareas orientadas a la especificidad de la vida cotidiana de estos sujetos.

Para esta razón, dos aspectos (13) deben ser considerados cuando se seleccionan actividades de este tipo:

  • La seguridad del cliente en la ejecución
  • Variedad que imite las situaciones reales de la vida diaria.

Por último, no podemos olvidar que el ser humano necesita relacionarse y este hecho no desaparece en la etapa tardía de la vida; es por ello que también son recomendadas actividades de carácter grupal en las que hay interacción con otras personas que ayuden a fortalecer las relaciones sociales.

Conclusiones

En este artículo hemos visto que el/la entrenador/a que desee afrontar sesiones de entrenamiento con personas de edad avanzada, deberá atender a diversas cuestiones para atender todos los requerimientos que, fruto de la edad ocurren en estas personas.

Este nuevo enfoque, dista mucho del clásico hecho de ver como personas mayores pasan la mayor parte del tiempo en máquinas de cardio dentro de una instalación creyendo que esta actividad es lo que realmente les sienta bien y es saludable; nada más lejos de la realidad.

Por último, además del necesario conocimiento teórico-práctico sobre ejercicio físico, los entrenadores deben desarrollar aún más su capacidad para la dinámica de grupos y la creatividad en la propuesta de ejercicios sin perder de vista la seguridad de ejecución en los mismos.

 Abel Perez Lobato

Bibliografía:

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